lunes, 22 de junio de 2009

Lala... El vuelo

Pásalo por Facebook Mi padre tenía razón, ingresar a participar de la guerra terminaría siendo una mala idea. Pero ¿Qué más da? Al fin y al cabo cuando tu vida no tiene rumbo ni sentido, trabajar para el gobierno y la guerra no esta tan mal, y más cuando odias a tu país rival. Colombia vs Canadá quien imaginaria que algún día los canadienses nos invadieran para apoderarse del café, hace unos años eso sonaría demasiado absurdo, pero así fue.
Era de noche me encontraba en el campamento junto a mis compañeros de patrulla, no sabíamos ni cuándo ni dónde se daría el primer enfrentamiento, estábamos alerta a cualquier llamado del jefe de comando que acampaba a un par de kilómetros desde nuestro lugar. Uno de mis compañeros escucho murmullos cerca de nuestra posición, al instante salimos a ver de qué se trataba, a excepción de dos de nosotros que aguardaban en espera de una alerta o llamado, en total éramos 8. Caminamos unos cuantos metros con el mayor sigilo posible y tal como lo esperamos se trataban de tropas enemigas, no se habían percatado de nuestra presencia era un escuadrón, cuatro malditos rubios ojos azules, pensábamos seguirlos con sigilo en función de encontrar una guarida enemiga, hasta que ________, el retrasado de la tropa, por así decirlo disparó sin ningún control, vaya imbécil, acabo con los cuatro roba café que vigilábamos, y sin esperarse numerosos roba café aparecieron, menos mal uno de mis compañeros alerto de la presencia de estos, y así se dio, primer combate, primeras 5 muertes, no sé cómo debería sentirme si bien por ayudar a la patria o como una gran basura por asesinar, en fin, nuestro pequeño imbécil murió, se lo merecía, y cuatro más de otras patrullas también cayeron en el combate, pero se podría decir que ganamos el primer round . Al día siguiente no sé cómo aun me encontraba vivo, pero ahí estaba. Esos malditos canadienses son más numerosos de lo que pensaba, tan solo cinco y ya me estoy volviendo loco. Vaya quién lo diría ahora soy uno más de ellos, otro asesino con “honor y derecho”, y pensar que hace solo unos meses detestaba ver un cadáver y ahora duermo con ellos. Movimos el campamento, pues sabíamos que hubo sobrevivientes y vendrían por nosotros si no hacíamos algo. Vivir en la selva es mas estresante de lo que pensaba, al principio te hacen falta el sonido de los carros, tu celular, tu cama, el estar frente un ordenador todo el día, y como no la comida, pero cuando te acostumbras te das cuenta que solo son cosas materiales, y que al fin y al cabo en tu vida no sirven para nada.
A la noche siguiente cuando patrullábamos en busca de otro posicionamiento canadiense recibimos un llamado del comando central, y como ha de esperarse un combate a dos kilómetros al sur de nosotros. Acudimos a tal, esta vez, la suerte no estuvo de nuestro lado, salimos de huida cuando nos dimos cuenta que la mayoría de de los convocados morían como cucarachas aplastadas. Y así se pasaron los días, tres meses de sangre, victoria o derrota, nunca conocíamos nuestro destino, perdí el número de muertos cuando me encontraba por los 46, suponía que estaba por encima de los 100 ahora.

Un día, en un combate, teníamos el enfrentamiento ganado, y entonces de repente la vi, tan lenta y destructiva, la bala que acabaría con lo que entonces era mí nuevo hobbie, con todo lo que alguna vez conocí, con mi vida. La vi acercándose lenta, todo lo demás no importaba, hasta que impacto justo en mi pecho, y caí sin más remedio.

Desperté, no sabía si me encontraba vivo o en un pasaje al mismísimo infierno, me encontraba en el mismo escenario de guerra podía ver los cadáveres, al parecer ganamos, pero también me encontré con mi cuerpo, me preocupe ¿Sera que me quede trabado en este mundo por toda la eternidad? ¿No se suponía que debía reencarnar?¿Que haría ahora?, cuando de pronto una ave, de las más bellas que pueden existir, nada más ni nada menos que una Guacamaya, si eso, esta hermosa ave me dirigió unas palabras, ¿Dónde coño me encontraba, que hasta las aves hablan?. Me dijo que mi destino era salvar mi patria y con ello el corazón de esta, el café, pero me debía unir a ella, es mas ser una de ellas, una Guacamaya, si eso ser una ave, y ya no tener más que caminar, sin más prejuicios acepte. En un abrir y cerrar de ojos me encontraba volando viendo como entre humanos morían unos a otros, pude observar que la ave que me hablo me decía que bajara y volara por toda la selva, que nuestra magia acabaría con la destrucción, y así fue pase en medio de balas, gritos y sufrimiento, al pasar todo cambio, cada uno de los que eran mis aliados o enemigos tiraron las armas y se abrazaron, los caidos en batalla volvieron a la alegría de vivir menos uno, uno a quien ahora su vida pertenecía en el cielo.

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